NOVENA MISIONAL GUADALUPANA EN EL CONTEXTO DEL ADVIENTO

Por Christopher Gibson, CP - 1996

Orientacienes de la Liturgia de la Palabra

Séptimo Día

Tema: El Reino de Dios se forja en el dolor
Realidad contemplada: El sufrimiento es una realidad invevitable en la vida, pero no todos lo asuman con un sentido cristiano.
Meta: Tener un sentido cristiano ante las realidades del sufrimeinto y de la muerte, y tener en cuenta que estos pueden convertirse en medios de liberación y que defortalecimiento del sentido del amor sacrificial.
Símbolos en este contexto: La Cruz, el embarazo (flores navioli, cinta negra),los dolores de parto, la vestimenta rosada.
Lecturas bíblicas:

Col.1:24-29; Sal.126 (vea el 2nd.dom.de adviento).

Aleluia: Aleluia. Ya viene el Rey, el Señor de la tierra, el nos quitará el yugo de nuestra cautiverio. Aleluia. (del lunes de la 2nd.sem.de adviento)
Jn. 12:24-26

Lectura del Nican Mopohua adaptada ( 2:27-29):

La Virgen dijo a Juan Diego: "...ve al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me edifique un templo; le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado, y lo que has oído."
"Ten por seguro que lo agradeceré bien y lo pagaré, porque te haré feliz y merecerás mucho que yo recompense el trabajo y fatiga con que vas a procurar lo que te encomiendo. Mira, que ya has oído mi mandato, hijo mío el más desamparado; anda y pon todo tu esfuerzo."
Tema desarrollado: El sufrimiento redentor tiene sentido. El sufrimiento causado por la lucha individual y del pueblo por un mundo mejor en conformidad al Plan de Dios no será en vano.
Cuando los isrealitas estaban en Egipto, sufrieron mucho al ser esclavos. Pero Dios convirtió esta injusticia  en su favor. Por medio del sufrimiento Dios  forjó a sus corazones, así como el fuego purifica a los metales. Tambien Dios maduró a su pueblo mediante el sufrimiento cuando tuvieron que pasar por la prueba de vivir muchos años en el desierto. Ni las injusticias humanas ni las inclemencias ambientales lograron quebrar sus espíritus, sino que fueron convertidos en instrumentos de purificación, crecimiento humano y formacíon de un pueblo santo.
En tiempo de Cristo, el pueblo pobre de Israel  pasaba por sufrimientos similares a sus antepasados. El Imperio Romano con sus impuestos, más los impuestos del rey Herodes y los impuestos del culto, llegaban a cobrar el sesenta por ciento sobre las ganancias de la gente. Esto llegaba a producir una situación desesperante para la gente. Muchos hombres, para sobrevivir de la miseria, al no encontrar trabajo, se dedicaron a asaltar y robar a los viajeros en caminos solitarios, mientras que muchas mujeres se entregaron a la prostitución para conseguir algo con que alimentar a sus hijos. (Schreiter-1994: Part II, C.1). En medio de esta situación, un grupo fiel y pequeño llamado los anawín, madurado en el dolor, fue la comunidad ideal para acoger al Salvador del mundo. Sabemos bien los sufrimientos padecidos por la sagrada familia: la angustiosa situación sobre el embarazo misteriosa de María, la falta de hospitalidad en Belén, la persecución y muerte de inocentes ordenadas Herodes a causa de Jesus, el exilio en Egipto, la persecución, el juicio juicio civil y religioso y la condena a la cruz y la muerte de Jesús en presencia de María su madre. La vida de Jesús nos descubre el sentido profundo del sentido cristiano del sufrimiento y de la muerte. El nos enseña como uno puede convertir los frutos del pecado en victoria de Dios sobre el mal. Los pecadores, al crucificar a Jesús creyeron tener la victoria, pero él consigue la victoria, al ser él, quien voluntariamente acepta morir por amor a nosotros. Para él sufrir y morir era consecuencia de una vida comprometida con la verdad y entregada por nosotros, y eso, molestaba a los que prefirieron caminar en las tinieblas. Se la jugó por la verdad y pagó las consecuencias. Jesús nos dejó la imagen de la semilla de trigo, símbolo del amor verdadero. La semilla tiene que salir del autocentrismo, del egoismo y abrirse en consagración a Dios (amor vertical) y en servicio a los demás (amor horizontal). Estas dos dimensiones del amor están simbolizada en la cruz. La característica del amor cristiano es el sacrificio implicada en la consagración y el servicio, así como el precio que uno paga por el compromiso tomado. El autor de la carta a los Colosenses encuentra un motivo de alegría en poder sufrir a causa de la proclamacíon del evangelio, porque de esta manera nos enseña y nos permite "completar lo que falta a los padecimientos de Cristo por el bien de su cuerpo que es la Iglesia" (Col.1:24)
A la luz de esto, podemos comprender, que el sufrimiento que padecieron los aztecas bajo la persecución de los españoles no fue en vano. Dios lo convirtió en una preparación de sus corazones para recibir el mensaje de salvación desde el Tepeyac, através de su profeta Juan Diego. El mismo Jaun Diego pasó por la pueba de fuego. No habrá sido fácil para él ser un indígena que aceptó la religión del pueblo invasor. Muchos de los aztecas lo habrán visto como traidor y los españoles lo considerarían como  un indio 'salvaje'. La misma Virgen lo pone a prueba, cuando le pide ir al obispo español, para encargarle que construya un templo. Pueden imaginar la situación. No solo arriesga ser ridiculizado, sino que por el hecho de ser indígena, iba a ser más difícil el hacer creer su experiencia y más todavía, por ser un nuevo convertido.
Simbólicamente la dimensión sacrificial de la vida está simbolizada en la cruz que lleva la Virgen y en los dolores de parto que acompañan un nuevo nacimiento. Si queremos avanzar, madurar, llegar a nacer al reino de Cristo, tenemos que pasar por los 'dolores de parto'. Esta realidad también está simbolizada en el vestido rosado. Los aztecas inmediatamente pudieron hacer esta asociación con la sangre que se derramaba en los sacrificios humanos ofrecida a Huitzilopochtli, el dios que daba y preservaba la vida (Elizondo-1989: 126). Pero Dios quería ahora re-emplazar esos sacrificios inapropriados, por el sacrificio del amor que cada uno puede hacer diariamente en la vida al entregarse en servicio a los demás. Eso tiene mucho mas sentido para la vida. Es nuestro sacrificio unido al sacrificio de Cristo por la salvación del mundo. La cruz es en la imágen que nos recuerda eso.
Entonces no estamos solos en el sufrimiento que encontramos en nuestra vida. Ser inmigrante, ser hispano en un país donde la mayoría no lo es y ser pobre acarrea mucho sufrimiento. La vida en familia y en una comunidad humana también trae sus penas y dificultades. La cuestión sin embargo, es preguntarnos si somos capaces no solo de encontrar  sentido cristiano a nuestros sufrimientos, sino de preguntarnos de que si somos capaces hasta de alegrarnos por ese sufrimiento, teniendo en cuenta que cuando ofrecemos nuestros sufrimientos a Dios, juntamente con los sufrimintos de Cristo, podemos ayudar a Cristo en su obra redentora para salvación al mundo (Col.1: 24). Sin embargo es importante tener en cuenta que parte de ese sufrimiento debe ser fruto de la lucha contra las causas del sufrimiento, como es por ejemplo la injusticia. No es un sufrimiento pasivo, en el cual  simplemente padezco por las cosas que me llegan, sino que es un sufrimiento activo, consecuencia de una vida comprometida con la verdad del Reino de Cristo. A veces uno no puede evitar las injusticias que le llegan, pero al memos debemos intentar hacer algo para que no vuelvan a repetirse en el futuro.
Piense ahora cuál podría ser un buen ejemplo de cómo uno puede sufrir de una manera que sea sana y con sentido cristiano, y cuál sería una forma que no sea sana ni cristiana.

Preguntas: ¿Estamos dispuestos a sacrificarnos por los demás en seguimiento de Cristo, aceptando nuestra cuota de su cruz?
¿Estamos dispuestos a asumir gozosamente los sufrimientos que nos vienen como participantes del Misterio Pascual de Cristo?

Oraciones de los Fieles para el Séptimo día de la Novena:

Presentemos ahora nuestras peticionses al Señor respondiendo: Señor escucha nuestra oración.

1. Para que el Espíritu Santo transforme nuestro interior de tal manera que no solo podamos encontrar sentido cristiano en el sufrimiento, sino que poseamos la alegría y la paz interior que sólo Dios puede darnos. Oremos al Señor.
2. Para que nuestro sufrimiento no sea el resultado de una actitud pasiva frente a la vida, sino que sea consecuencia de nuestro compromiso con la vida en la lucha por un muncdo mejor. Oremos al Señor.
3. Para que todos aquellos que en estos momentos sufran de manera excepcional, Dios les traiga alivio en su dolor y para que ese sufrimiento pueda adquirir valor de redención. Oremos al Señor.
4. Para que la Iglesia entera sepa asumir su papel de jugarse el todo por Cristo y por su Reino, sobre todo con los más necesitados, sin alianzas deshonestas con los poderes de este mundo.
Oremos al Señor.
5. Para que nuestros hermanos que en estos momentos están cercano a la muerte, se arrepientan de sus pecados y se entreguen con confianza en los brazos amororosos de Dios. Oremos al Señor.

Oremos:
Dios humilde y compasivo. Oye las oraciones que hoy te presentamos. Que todos tengamos la valentía de Juan Diego de poner total confianza en la providencia, comprometiéndose con tu Reino en esta vida, aún cuando nos traiga sufrimiento. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.



 

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