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NOVENA MISIONAL GUADALUPANA EN EL
CONTEXTO DEL ADVIENTO
Por Christopher
Gibson, CP - 1996
Orientacienes de la Liturgia de
la Palabra
Octavo Día
Tema:
En el Reino, Dios nos perdona, consuela, purifica, sana, reanima, através
de las palabras maternales de la Virgen.
Realidad contemplada:
Tenemos la necesidad del perdón mutuo, de ser sanados, de ser apoyados
y alentados.
Meta:
Traer alivio espiritual, paz interior y confianza renovada a corazones
afligidos, sufrientes, deprimidos.
Símbolos en este contexto:
El mensaje renovador de la Virgen a Juan Diego.
Lecturas bíblicas:
Ez.34:11-16.28-31; Sal. 34 o 147; Lc.6:20-26
Aleluia: Aleluia. Ven, Señor ¡visítanos con tu paz,
para que nos alegremos ante ti con corazón bien dispuesto! Aleluia.
(ver viernes de la 3era. semana de adviento)
Lectura del Nican Mopohua adaptada (7:5-6.11-15):
Juan Diego se inclinó ante la Señora;
y la saludó, diciendo: "Niña mía, la más pequeña
de mis hijas, Señora, ojalá estés contenta,
¿Cómo has amanecido? ¿estás bien de salud,
Señora y Niña mía? Voy a causarte aflicción:
sabe, Niña mía, que está muy malo un pobre siervo
tuyo, mi tío; le ha dado la peste, y está para morir.
Después de oir la pláctica de Juan Diego,
respondió la piadosísima Virgen: "Oye y ten entendido',
hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta
y aflige; no se turbe tu corazón. No temas esa enfermedad, ni otra
alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí, que
soy tu Madre? ¿no estás bajo Mi sombra? ¿no soy yo
tu salud? ¿no estás por ventura en mi regazo? ¿que
más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa: no
te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora
de ella: está seguro de que ya sanó". (Y entonces sanó
su tío, según después se supo). Cuando
Juan Diego oyó estas palabras de la Señora del cielo, se
consoló mucho; quedó contento.
Tema desarrollado:
Dios se conmueve ante nuestras debilidades, penas y problemas. Estos pueden
ser personales, o ser vinculados con nuestras vidas en relación
a nuestra familia, a nuestra sociedad o a nuestro lugar de trabajo.
Una de las razones más comunes para cercarnos a Dios es para
pedir su ayuda y muchas veces lo hacemos através de María,
que como buena madre, escucha atentamente nuestras plegarias. ¿Cuántas
veces muchos se han acercado a su madre cuando necesitaban ayuda o iban
a la madre para que ella hiciera de intermediaria ante su padre? Aunque
no es necesario hacerlo ante Dios, muchos nos sentimos más agusto
sí nos acercarmos a Dios por medio de María.
Desde antes de Cristo, vemos muchos ejemplos de personas que se acercaran
a Dios buscando consuelo y ayuda. Muchos de los salmos como el la de hoy
reflejan esto. Vemos a Cristo respondiendo misericordiosamente ante la
miseria humana. Incluso vemos a Jesús movido hasta las lágrimas
cuando llora sobre la futura destrucción de Jerusalén o cuando
le dicen que su amigo Lázara se había muerto y a quien luego
resucita. Nunca queda indiferente ante los clamores de la gente pidiendo
misericordia. Cura a los ciegos, a los sordos, a los paralíticos,
a los enfermos y devuelve la alegría y la paz al corazón
afligido y angustiado. De Jesús tenemos la imagen de un buen pastor
(Jn.10) que lleva a las obejas a pastorear o a las aguas de quietud (Sal.23),
que conoce a cada una por su nombre y hasta da la vida por ellos, que rescata
a la descarriada, sana a las que se lastiman (Ez.34). Los santuarios en
todo el mundo están lleno de los recuerdos que la gente deja
en acción de gracias a Dios por algún favor recibido. Más
que todo, la gente encuentran la paz y fortaleza interior para poder seguir
con la lucha de la vida aún cuando para muchos no cambien
las circunstancias externas.
Ese mismo amor de Dios nos llega tambien através de las palabras
maternales su madre en Guadalupe expresadas en las palabras que dirige
a Juan Diego que hemos escuchada en la lectura de hoy como tambien en este
otro pasaje:
"Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para
en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa,
pues yo soy tu madre piadosa, a ti, a todos ustedes juntos,
los moradores de esta tierra y a los demás amadores
míos que me invoquen y en mi confíen; oír
allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores."
(NM 2: 2-26)
Juan Diego y su pueblo tenían mucho que soportar en aquella
época. Dios en su misericordia, salva al pueblo de la exterminación.
¿Cuántas veces a través de la Virgen, el estandarte
de la Virgen de Guadalupe, ha ido al frente del pueblo mexicano, en defensa
suya, contra el liderazgo opresiva que tanto sufrimiento genera? Las bienaventuranzas
que leemos en el evangelio, son prueba de como Dios sale a la defensa de
los pobres oprimidos y condena la maldad de los ricos que oprimen
a los pobres. La Virgen de Guadalupe nos ofrece al Hijo de su vientre como
el mejor remedio para nuestras dolencias. Para los aztecas, las manos juntas
era la postura del que ofrece. Los europeos que ven en estas manos a alguien
rezando, la verían como que está intercediendo a Dios por
nosotros. Los psicólogos nos dicen que el azul y el verde son colores
que ayudan a las personas a calmarse. Son colores de paz. El rojo estimula
y revitaliza, ayuda a moverse a tomar acción en el amor. Los rayos
de luz nos ayuda a alegrarnos.
Todos sabemos que tenemos ese refugio en Dios. Estoy seguro de que
cada uno puede contar las maravillas que Dios ha hecho en su vida. Por
otro lado, es importante que pongamos de nuestra parte el ser misericordiosos
ante las necesidades de los demás. Para eso somos cristianos. Quizás
no logremos algún milagro que sea notable, pero Dios puede hacer
maravillas através de nosotros, sobre todo aliviando los corazones
que sufren, que están desorientados, solos y desesperanzados. ¿Cuántas
personas hay en tu derredor que se sienten rechazadas, abandonadas, solas?
Si quieres alegría y paz para tu propio corazón empieza por
preocuparte de los demás y notarás la diferencia en tu vida.
Preguntas:¿Nos
sorportamos mutuamente en el camino dolorosa de la vida brindando nuestra
compasión, perdón, aliento? Como lo esperamos de Dios hacia
nosotros, nos ofrecemos a los demás?
Oraciones de los Fieles para
el Octavo Día de la Novena:
Presentemos ahora nuestras peticionses al Señor respondiendo:
Señor escucha nuestra oración.
1. Para que Cristo através del el Espíritu Santo, perdone
nuestros pecados, sane las heridas abiertas por el pecado y nos dé
la fortaleza para caminar en el espíritu del reino de su Reino.
Oremos al Señor.
2. Para que inspirados en el amor maternal de María y en el
corazón compasivo de Jesús, nos sintamos impulsados a salir
al encuentro del dolor ajeno.Oremos al Señor.
3. Para que todos podamos encontrar en la Iglesia un recinto de amor
compasivo y para que nuestros líderes tengan la actitud del Buen
Pastor. Oremos al Señor.
4. Para que los poderes de este mundo coloquen a las necesidades básicas
del pueblo en primer lugar, sobre todo las de aquellos que más necesitan
de nuestro apoyo. Oremos al Señor.
5. Para que nuestros hermanos que no han tenido la ocasión de
encontrarse con un Dios rico en compasión, puedan finalmente experimentar
Su presencia en sus vidas. Oremos al Señor.
Oremos:
Dios compasivo y lleno de amor. Oye las oraciones que hoy te presentamos.
Te agradecemos las veces que has mostrado tu amor misericordioso con nosotros
y que hemos podido experimentar de diversas maneras. Que todos tengamos
un corazón tan compasivo que otros puedan ver en nosotros el amor
que tu nos tienes, como nos lo ha enseñado la vida de nuestra madre
María. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Copyright@1996
Christopher Gibson, CP
Para uso personal o colectivo. No ser permite
reproducir con fines lucrativos.